Buscando en mi biblioteca encontré un libro editado en 1905.  «Las provincias de España. Descripción gráfica, física y política de las mismas». Comprado de segunda o tercera mano quedó perdido en alguna de las mudanzas que acumulo en los últimos años. Está firmado por un tal doctor D. Modesto Hernández Villaescusa y a pesar de las pretensiones del título no es precisamente una joya de la literatura.

Las Provincias de España. 1905

Las Provincias de España. 1905

Su interés, más allá del valor como documento histórico, está en la sucesión de afirmaciones tan contundentes como cómicas que conforman el texto. Llama la atención que forme parte de una colección de manuales que se proclaman de «gran interés lo mismo para el erudito que para el obrero estudioso».

Para que os hagáis una idea del estilo y de las «perlas» que atesora paso a reproducir algunos fragmentos de la primera parte dedicada al conjunto de España:

Geología y minas: Esta constitución geológica hace de nuestra nación uno de los países más ricos en minerales de todo el globo terrestre…

Riqueza pública: No hay en el mundo, por naturaleza, nación más rica que España, ni de hecho, nación más pobre. […] las risueñas colinas colinas producen, casi sin esfuerzo, verdaderas maravillas de vegetación, en tanto que las entrañas del suelo encierran tesoros inagotables. Sin embargo, la rutina y la indolencia de la agricultura y la ganadería, el horror a las explotaciones industriales, efecto quizá de la ignorancia general, la escasez de medios de comunicación,…. han sumido a la nación en la más degradante pobreza moral y material.

Vías de comunicación: El especial relieve del suelo de España opone el desarrollo de carreteras y ferrocarriles dificultades gravísimas; mas, por los mismo, ofrecen estas vías de comunicación un riqueza tal en obras de arte, como túneles, puentes, viaductos, desmontes y terraplenes, que no alcanzan a igualarlas todas las de Europa juntas.

Monumentos: España es un museo prodigioso de monumentos artísticos, pero un museo en ruinas. «Si todas ellas -dice un autor- se pusieran en pie por un momento, las mas orgullosas naciones resultarían pobres, fuera de Italia, con nuestro país comparadas.

Curiosidades naturales: Ninguna nación tan rica como España en maravillas naturales.

Queda claro que el autor no tuvo la necesidad de salir de casa para escribir este manual ni mucho menos preocuparse por conocer otros países para establecer semejantes comparaciones. La idea inicial de este «post» era compartir estas curiosidades y comentar las referencias que hace a las provincias gallegas, pero una reflexión posterior me obliga a escribir alguna cosa más.

Resulta curioso que, más de cien años después, sigamos escuchando este tipo de afirmación y que muchos fundamenten el discurso oficial de la llamada  «Marca España» .

Portada da web "marca España"

Portada da web «Marca España»

En el citado portal aparecen muchas frases que podría firmar perfectamente el doctor Villaescusa, tales como: «Una de las claves de nuestro éxito radica en la fusión de tradición y vanguardia, pero también en el carácter de pueblo trabajador, con coraje, creativo, al que no asustan los retos y que cree en la solidaridad» Afirmaciones vacías de contenido basadas en generalidades grandilocuentes similares a las usadas ya sin mucho rigor en 1905. Es recurrente la afición de presumir de las obras públicas, puentes, viaductos y similares.  

Esta asociación de ideas es simple pero bastante clara para justificar la urgencia de reflexionar de forma crítica para construir discursos alternativos adaptados al mundo actual. Hay que buscar referentes distintos para trasmitir imágenes atractivas y serias capaces de generar confianza. Romper con viejos tópicos que no sirven ni para inspirar chistes del estilo: «se encuentran un alemán, un inglés y un español…»

Esta necesidad es también aplicable a mundo del turismo, seguramente uno de los sectores que más influyen y retro-alimentan la configuración de la imagen de marca de un país.

Volviendo al libro de Villaescusa para revisar los apartados dedicados a las provincias gallegas encontramos algún que otro ejemplo gráfico que apoya nuestra reflexión:

La Coruña: la ciudad carece de monumentos notables, siendo los principales la Colegiata y la parroquia de Santiago, el Instituto […] y la antiquísima Torre de Hércules de origen fenicio, hoy faro.

Lugo: antigua ciudad, rodeada de murallas que sirven hoy de paseo, con calles y plazas limpias y bien empedradas, numerosas antigüedades y ruinas de monumentos históricos.

Orense: tres cosas hay en Orense que no las hay en España: el Santo Cristo, la Puente y la Burga hirviendo el agua.

Pontevedra: ciudad situada al borde de la ría con el mismo nombre […] calles bien empedradas, anchas y rectas, plazas espaciosas y hermosos paseos

Un siglo después, estas pobres referencias, escritas por un señor que posiblemente no ha pisado Galicia, están vigentes y son recurrentes en las guías y en los discursos turísticos. La famosa frase sobre Ourense que recoge el libro (recordemos de 1905) se reproduce de forma casi literal, en el año 2013, en la página de Turgalicia.

Referencia a Ourense na páxina de Turgalicia recalcando os mesmos símbolos do libro citado.

Referencia a Ourense en la página de Turgalicia recalcando los mismos símbolos que cita el doctor Villaescusa

Estoy seguro de que si continuamos buscando encontraremos más pruebas que confirman que no somos tan actuales e innovadores como pensamos. Evidentemente hay muchas referencias históricas y anécdotas y referencias que podemos aprovechar. No se trata de despreciar el pasado pero sí de revisar y filtrar las ideas que manejamos para separar el grano de la paja.

En resumen, reflexionemos y busquemos referentes auténticos a partir de la realidad actual observando con rigor los procesos históricos. Construyamos nuevas imágenes y discursos renunciando a cómodos tópicos que ya no están vigentes. Arriesguemos y trabajemos para encontrar un lugar preferente como destino en el imaginario turístico. Nuestro futuro depende de que iniciemos esta tarea cuanto antes.

Emilio Cuíñas